Siempre me gustaron los brotes de soja. Era, hace ya años, una nueva oferta de conserva. Sabrosa exótica y atractiva. Crujiente. Tenía peros. Era una conserva en ácido cítrico. Muerta.
Hace tiempo, en Radio Nacional, un cocinero (no recuerdo su nombre) lanzó el reto de preguntar a la audiencia qué alimento no se podía comer crudo.
Un oyente creyó acertar diciendo: “Las legumbres”. Y se equivocó:
Cójase media tacita de lentejas pardinas de León. Se deben poner un día en remojo. Después, cada seis u ocho horas, se remojan y después se escurren.
En dos o tres días han brotado. Al quinto días, tienes una ensalada de semillas vivas, llenas de aminoácidos, y con un sabor verde intenso.
Son un tesoro de vitaminas. ¿Cuántos platos de comida viva te has servido últimamente?
Pon un plato hondo, y llena el fondo con los brotes caseros de lentejas.
Alíñalo con aceite de oliva virgen y escamas de sal.
Prepara en una sartén con poco aceite, unos champiñones al ajillo, con limaduras de jamón. (¿Un trocito de guindilla?).
Cuando los champis estén listos, viértelos sobre el lecho de brotes de lentejas pardinas.
El contraste de temperaturas, y el sabor verde de los brotes de lentejas, es una película.
PELIGRO: Intenté repetir el experimento con unos porotos americanos. Con frijoles negros, vamos. No quiero entrar en detalles, pero mi madre cocinaba comida caribeña, con fabulosos frijoles negros, moros y cristianos, congrí…
Compré unas pequeñas alubias negras americanas, y me di un homenaje, cocinándolas con unos pimientos aromáticos, y acompañándolas de arroz.
Los frijoles negros hacen un caldo negro y denso, que es una delicia. El arroz blanco lo desea como una doncella a su amante.
Con los frijoles que me sobraron, decidí experimentar a germinarlos. Nunca brotaron. Eran semillas transgénicas. No germinan. ¿Qué nos dan de comer? ¿Por qué no nos informan del origen de nuestra comida?.
Hace tiempo, en Radio Nacional, un cocinero (no recuerdo su nombre) lanzó el reto de preguntar a la audiencia qué alimento no se podía comer crudo.
Un oyente creyó acertar diciendo: “Las legumbres”. Y se equivocó:
Cójase media tacita de lentejas pardinas de León. Se deben poner un día en remojo. Después, cada seis u ocho horas, se remojan y después se escurren.
En dos o tres días han brotado. Al quinto días, tienes una ensalada de semillas vivas, llenas de aminoácidos, y con un sabor verde intenso.
Son un tesoro de vitaminas. ¿Cuántos platos de comida viva te has servido últimamente?
Pon un plato hondo, y llena el fondo con los brotes caseros de lentejas.
Alíñalo con aceite de oliva virgen y escamas de sal.
Prepara en una sartén con poco aceite, unos champiñones al ajillo, con limaduras de jamón. (¿Un trocito de guindilla?).
Cuando los champis estén listos, viértelos sobre el lecho de brotes de lentejas pardinas.
El contraste de temperaturas, y el sabor verde de los brotes de lentejas, es una película.
PELIGRO: Intenté repetir el experimento con unos porotos americanos. Con frijoles negros, vamos. No quiero entrar en detalles, pero mi madre cocinaba comida caribeña, con fabulosos frijoles negros, moros y cristianos, congrí…
Compré unas pequeñas alubias negras americanas, y me di un homenaje, cocinándolas con unos pimientos aromáticos, y acompañándolas de arroz.
Los frijoles negros hacen un caldo negro y denso, que es una delicia. El arroz blanco lo desea como una doncella a su amante.
Con los frijoles que me sobraron, decidí experimentar a germinarlos. Nunca brotaron. Eran semillas transgénicas. No germinan. ¿Qué nos dan de comer? ¿Por qué no nos informan del origen de nuestra comida?.
1 comentario:
BUONA GIORNATA E FELICE
SETTIMANA :-)
LINA
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