Pues ya me he 'colao' aquí, gracias a la generosa invitación de Maripuchi. No ha sido tan difícil. Lo único 'malo' es que, por muy polifacético que me gustaría ser, lo mío no es la cocina. Soy muy sensible a la buena comida. Me encanta el buen comer. Y me entusiasma lo 'suculento'. Para qué nos vamos a engañar. Pero... prefiero que cocinen otros. Disfruto de la comida, no de la cocina.
Cocino si no hay más remedio, pero si soy yo el chef, es muy posible que acaben los comensales con una pizza o unos huevos fritos... (de modo que, Scout, no es tan fácil escaquearse...).
Hecha esta confesión a modo de captatio benevolentiae pasaré a transmitiros el conocimiento técnico y la valoración sentimental del cocido maragato.
Como he dejado escrito en un comentario esta tarde por ahí (¿en el blog de Scout? ¿en el de Garib?), este animal político es un animal político procedente de la Maragatería, esas duras tierras al pie de la sierra del Teleno (2.188 metros), de las más frías de una de las provincias españolas más frías, León. Mis antepasados en época romana, los astures augustanos (cuya capital era Asturica Augusta, hoy Astorga) ubicaban en la cima del monte a su dios de la guerra, Tilenus, y esa montaña sigue inspirando hoy reverencia y respeto en los lugareños. Yo la veía desde mi ventana en mi Astorga infantil todas las mañanas, con sus nieves perpetuas, velando por nosotros. Es curioso, es el único monte cuyo nombre conocen todos. Y Astorga está a más de veinte km.
El Bierzo es una comarca vecina, separada por montañas (el alto de Manzanal), y allí lo más típico es el botillo. Una imagen del mismo podéis verla aquí (no os sorprenda el título y el tema de la entrada). Y una somera descripción en el comentario #23 de esta entrada.
Mi madre nos hacía cocido los martes (porque había mercado y así dejaba el cocido haciéndose en aquella vieja olla toda la mañana) y los sábados, porque sí, porque nos gustaba. Era mi comida favorita. Sobre todo los garbanzos.
Paso a lo técnico. Los ingredientes (el texto está enlazado a mi fuente) para cuatro personas son:
En cuanto a la preparación, mi fuente (cocinadeleon.com) dice lo que sigue:
Ah!, sí, se come 'al revés'. Lo primero las proteínas y lo último la sopa. Porque 'semos' así. Cuentan los paisanos del lugar que esto comenzó a hacerse de este modo tan peregrino para asegurarse de que 'lo importante' estaba ya en el estómago si las tropas napoleónicas entraban a saquear la cocina o la despensa. Pobres franceses, siempre son los culpables de todo...
4 comentarios:
No podías haber colocado una etiqueta mejor. Efectivamente: animal.
A mí el Teleno me trae recuerdos confusos (y fríos) de cuando hacía el payaso como alférez de milicias en un escuadrón de caballería en Noreña (Asturies).
Ibamos hasta Gijón y cargábamos en un tren unos cuantos tanques, camiones y jeeps, cruzábamos la cordillera y nos íbamos al Teleno a pegar tiros.
Lo llamaban "maniobras", un juego muy ruidoso e incendiario (nos la pasábamos apagando fuegos del bosque que nuestros cañonazos ocasionaban) que me dejaba durante una semana con zumbidos en los oídos.
La receta es una auténtica animalada, muy en especial para alguien que, como yo, intenta reducir el consumo de carne. La carne, y muy en especial esos platos tipo cocido con carnes, embutidos y legumbres, son para mí -supongo- como la heroína para los adictos "clean".
Sé que seré toda mi vida un adicto (estoy condicionado desde mi niñez con los chutes más duros) y cuando veo esa foto me alegro de no estar ahí, de resignarme a tener la boca llena de saliva.
Sí, yo también recuerdo los tanques...
Cuando pasaban cerca de casa camino del campo de tiro temblaba todo, vibraban los cristales.
Es una zona poco poblada, pero lo de los cañonazos también era una animalada...
Madre mía, esto es para estar sin comer tres días antes...
¡Qué cocinillas estáis hechos todos!
¡Abrazos!
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