miércoles, 16 de mayo de 2007

El txangurro es el rey.


Mis ideas abosutamente ateas me impulsan a disfrutar de mi existencia y a buscar los placeres en cantidad y variedad, ya que no espero ni vida eterna ni reencarnación. No me gustan los remakes.


Os dejo una receta de alta cocina vasca, y de alto precio. Es la forma elegante de comer centollo sin mancharse las manos. Tened en cuenta que, como estamos a mediados de mes, se puede sustituir el centollo por buey de mar (aunque no es lo mismo).


Poner una olla al fuego con agua, sal y laurel. Cuando empiece a hervir introducir los centollos, vivos. Lo siento, pero son o ellos o yo. Esperar a que vuelva a hervir y entonces contar 10 minutos, sacar y dejar enfriar.


A temperatura ambiente, que si no te quemas, cascar las patasy reservar la carne bien picada. Abrir los centollos, recoger el líquido del interior. Vaciar con una cucharilla todo el contenido del interior del centollo y juntarlo con la carne de las patas.


En una sartén a fuego lento, poner cebolla y ajo muy picado, y cuando esté pochado, añadir puerro y zanahoria, más picado todavía. Añade un chorrito de vino blanco. Hay gente que sustituye el vino por sidra. Ojo con las cantidades, que la cocina es medida. El resto del vino te lo vas zumbando.


Añades a esa sartén tomate triturado, el líquido de los centollos, la carne picada, sal y un poco de pimienta. A fuego lento, revolviendo, hasta que reduzca un poco.


Rellenas los caparazones con esta pasta, se espolvorea con pan rallado y perejil. Hay un pan rallado que tiene incorporado ajo y perejil, que es muy apropiado.


Se pone un poco de mantequilla por encima y se gratina hasta que esté tostadico. Y se sirven así los caparazones, con un aspecto regio.


Y luego, fiesta.


2 comentarios:

Blanca dijo...

¿tu te crees que yo puedo leer esto a las 12,40 horas de la mañana y no babear?

Vaya, gracchus... eres exquisito, entre otras cosas...

rosamari dijo...

Si señor, excelente.
Veo que tu si que estás por el "amor y lujo"